En mi Rocio Azul

En mi Rocio Azul

martes, 4 de noviembre de 2014

Escucho en el silencio

Adoro escuchar el silencio, ese que murmura sin dolor, sin remordimiento y lleno de esperanza. Silencio del supremo amor que todo lo perdona porque todo lo supera. Ese silencio que consuela y cicatriza heridas, un silencio que dispersa los ocasos y bendice como la brisa misma en los atardeceres peregrinos.
Perfección de un silencio de palabras, sin culpas ni falacias, sin enigmas ni anatemas. Revelación de la verdad dadora de vida, de la confianza en el eterno testamento de fe, en el iris de la alianza poderosa que nos acerca a Dios para fortalecernos en el milagro de su espíritu.

Dios me habla hoy a través de su infinito amor, dando el poder de discernir con convencimiento las bendiciones de su reino de paz, las bienaventuranzas de sus caminos, la sabiduría que llega desde el corazón, que sabe mirar con los ojos del alma y sin apegos materiales, porque quien lo escucha en el silencio sencillo y humilde ha de estar por encima de cualquier vanidad.

... Dichosos lo que van por mis caminos, atiendan mis instrucciones y sean sabios. Dichosos los que me escuchan. Quien me encuentra ama la vida, la halla y recibe las bendiciones del Espíritu Santo. Quien me rechaza se niega a sí mismo. ( Proverbios 8 (32,36))

 Esto es Palabra de Dios.


Gloria a Ti Señor Jesús. Porque Tú vives y reina en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos, Amén

Te escucho en el silencio mi Jesús



Dichosos los que alaban el silencio
 y adoran la prudencia, la justicia,
conforme a la leal sabiduría
y al gozo espiritual del mandamiento.
Amar la plenitud de los talentos
aquellos que transmiten su ambrosía,
sentir la gran pasión que nos concilia
cual puente de un amor sin conveniencias,
tan fiel a la verdad de sus promesas
que llegan junto al pan de cada día.


Confías en mi ser porque me amas
y ofreces el milagro cual primicia
del pacto celestial de luz y vida
que sana tolerante y sin jactancia.
Perdonas el rencor, la desconfianza
superas el dolor y el desconcierto,
te siento confidente en mis desvelos
y creo en tu pasión que es infinita,
surtiendo como ríos de agua viva:
leal fidelidad y amor supremo.







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