En mi Rocio Azul

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lunes, 20 de octubre de 2014

Esencia vital

El crecimiento espiritual viene de Dios y es para Dios.
Requiere de una preparación emocional que llega con el peregrino vuelo del espíritu hacedor. Trabaja con paciencia y perseverancia, no se rinde ante el cansancio y la fatiga, alivia y consuela, se nutre de fe y de optimismo, defiende la verdad en medio de disyuntivas y contingencias, se instruye con la sabiduría divina de la virtud, esa que no se aliena ni se esconde porque en su libertad vibra el amor.
El tiempo del amor no traiciona, porque es sabio y clemente. No aprisiona, ni flagela, ni amedrenta ni se esconde entre anatemas. Es un tiempo liberador en su perfecto albedrío que no puede enajenarse de la esencia vital que fluye sin cadenas.
No es un algoritmo que se resuelve al aplicar una fórmula  concebida, ni un teorema que pueda demostrarse fríamente en una simple matriz de preguntas y respuestas. Tiene sus fortalezas supremas y también sus debilidades épicas, sin permitir que estas prevalezcan por encima de la fe y la lealtad.
Es paciente, confidente, tolerante, bondadoso, edificador y celoso. Invita al crecimiento espiritual, emocional y psicológicamente sano, sin acciones prejuiciadas o calculadas de antemano.

Vital es la armonía sin jactancias
ni lujos vanidosos penitentes,
crucial es la verdad cual almenara
si ilustra en su crisol de primavera
el iris del anhelo confidente.

El iris del anhelo confidente
hoy busca redención en la justicia,
se nutre espiritual cual esperanza
que  encuentra comunión en las quimeras
de auroras revelando sus albricias.

De auroras revelando sus albricias
se visten los azules horizontes,
tan cerca te presiento en la plegaria
que aclama lo sublime de tu esencia
e inspira apasionada sus misiones  












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